Horas, días, semanas, meses y años de sacricio, sueño perdido, brazos adoloridos, músculos desgarrados, agotamiento extremo.
Todo eso forma parte de la preparación olímpica, una que va mucho más allá de los procesos de clasi cación a unos Juegos o incluso de la participación en los mismos.
Se trata de tiempo alejado de la familia, de sacri cios personales, educativos y profesionales en busca de la anhelada presea. A eso se suman condiciones no siempre óptimas. La persecución de la gloria, tal y como sucedía en la Antigua Grecia, es algo que viven los atletas hoy con el mismo ímpetu de antaño.
“La victoria lo es todo: escuchar el himno dominicano sonando en Pekín ha sido la experiencia más impresionante de mi vida”, cuenta Félix Díaz, medallista de oro en 2008 en boxeo, peso welter. “Para llegar a una nal de boxeo son muchos los sacri cios, meses de entrenamiento, de preparación, de esfuerzos al máximo nivel. Son muchos los golpes recibidos tanto física como emocionalmente. Pero la medalla de oro en el pecho, eso hace desaparecer todo lo demás”.
Los atletas dominicanos han conquistado 12 medallas a nivel olímpico en su historia (7 de ellas en los Juegos Olímpicos y 5 en los Juegos Olímpicos de la Juventud). Dentro de las medallas olímpicas se incluyen la dorada de Félix Díaz y 2 de oro para Félix Sánchez en los 400 metros con vallas. También están las plateadas de Gabriel Mercedes en taekwondo y de Luguelín Santos en los 400 metros planos, y las de bronce de Pedro Julio Nolasco en boxeo y la de Luisito Pie en taekwondo. Las medallas olímpicas de la juventud corresponden a Lugelín Santos (2), Fanny Chalas, Juan Solano y María Gabriela Brugal.
Momentos Históricos del Comité Olímpico Dominicano
Historical Moments of the Dominican Olympic Committee
“NO HAY EXCAMPEONES OLÍMPICOS:
ES ALGO QUE SE GANA DE POR VIDA”
TONY MESA
Pero, ¿qué se necesita para llegar a un podio olímpico, un logro limitado a tres atletas por evento y por categoría entre miles y miles de deportistas que, cada cuatro años, buscan inscribir su nombre en la historia?
El difícil recorrido no solo depende de la voluntad o de las simples condiciones físicas de un individuo, sino que requiere de una inversión sustanciosa en tiempo, dinero y esfuerzo.
“La preparación de un atleta inicia desde la elección del deporte”, explica Bernardo “Tony” Mesa, director técnico del Comité Olímpico Dominicano. “Una vez que se desarrollan en las categorías escolares, [los que se destacan] pasan a las juveniles”.
La fase juvenil conlleva un proceso de perfeccionamiento atlético: ahí comienza el entrenamiento para el rendimiento con miras a las preselecciones nacionales, con la categoría cadete; generalmente un atleta dura entre cuatro o cinco años en esta fase, puliendo sus herramientas, para luego pasar a la categoría élite. Sin embargo, hay casos extremos, como el de Luguelín Santos, quien dado su avanzado desarrollo saltó de la juvenil a la élite en apenas meses, participando en 2010 en los Juegos de la Juventud con 16 años y en 2011 en los Panamericanos de Guadalajara.
Quien llega a la condición de élite ha pasado entre seis y ocho años de preparación para lograr un punto de alto rendimiento, en un proceso interno que incluye psicólogos, entrenadores, preparadores físicos y nutricionistas.
Para llegar al ciclo olímpico, primero pasan por los Juegos Centroamericanos y del Caribe, donde se enfrentan a atletas provenientes de países con condiciones socioeconómicas parecidas a las propias.
Tras los Centroamericanos y del Caribe, y generalmente un año después, se celebran los Juegos Panamericanos, que incluyen países con un nivel más desarrollado, como las potencias deportivas mundiales que representan Estados Unidos, Brasil, Cuba, México y Canadá. En la actualidad, una medalla centroamericana sirve para establecer un nivel y tratar de optar por el crecimiento continental hacia los Panamericanos. Los 36 deportes federados tienen procesos de clasi cación que tienen lugar en los meses previos a la competencia.
Además, como parte del ciclo olímpico y del proceso de las clasicaciones para los Juegos Olímpicos se han incluido, desde el 2010, los Juegos Olímpicos de la Juventud, que sirven como plataforma en las edades 13-14, 15-16 y 17-18, grupos en los que se subdividen las categorías, y donde la República Dominicana ha tenido buenos resultados.
Con la intención de luchar contra la obesidad infantil y la promoción de la participación de los jóvenes en las actividades deportivas, en 1998 el gerente industrial austriaco Johann Rosenzopf propuso la creación de unos Juegos Olímpicos de la Juventud. No fue sino hasta el 2007 cuando el presidente del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge instituyó los mismos.
La primera versión de los Juegos Olímpicos de la Juventud se celebró en el 2010, en Singapur, y estos sirvieron de plataforma para que la República Dominicana presentara a una de las principales guras del atletismo.
Luguelín Santos corrió como el viento y con un tiempo de 47.11 se alzó con la presea dorada, la cual celebró justo dos años antes de la plata de Londres 2012. Y además ganó otra medalla de oro en el relevo 4 x 400 metros del equipo de Las Américas, con tiempo de 1:52.11, la cual comparte con el brasileño Caio dos Santos, el jamaiquino Odane Skeen y el estadounidense Najee Glass.
También en Singapur, en los 100 metros femeninos, Fanny Chalas hizo un tiempo 11.65 segundos y se alzó con el bronce.
Cuatro años más tarde, en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Nanjing, el boxeador quisqueyano Juan Carlos Solano ganó plata. En esos mismos Juegos, la jinete dominicana María Gabriela Brugal conquistó una medalla de bronce por equipo en representación de un equipo de Estados Unidos. Aunque la medalla no se le computó al país, sí hizo historia y se proyecta como un talento importante de dicho deporte a futuro.
“Un atleta en ruta olímpica va a invertir entre 6 y 8 horas diarias de preparación, dividido entre el fortalecimiento físico con pesas, ejercicios, las prácticas de su disciplina, los estiramientos y el descanso. Es un esfuerzo completo”, indica Ludwig Rubio, expresidente de la Federación Dominicana de Atletismo y entrenador de Luguelín Santos. Aparte, los atletas deben tener un esquema de alimentación ordenado por etapas, igual que el entrenamiento.
Para mantener la salud, el rendimiento y la forma física, así como sobrellevar las lesiones, la suplementación y la nutrición van de la mano de forma integral. La alimentación debe cubrir el altísimo gasto calórico diario de los atletas; si no se cumple, la recuperación física puede verse afectada. “Aparte, se pueden dar casos de fatiga adrenal y daño metabólico, aumento de las lesiones, percances gastrointestinales, cardíacos, respiratorios y hasta neurológicos, como las polineuropatías”, explica la doctora Érika Arias Ortiz, nutricionista especializada en entrenamiento deportivo. “Sin un esquema general de calorías, macro y micronutrientes necesarios por día, así como horarios de ingesta y descanso, no se aprovecha al máximo el talento del deportista, ni tampoco se le da una base sólida para tener una carrera exitosa por más tiempo”.
Tras la celebración de los Juegos Panamericanos, generalmente un año antes de los Olímpicos, se produce el período más intenso en la fase preparatoria del atleta que aspira a unirse a la élite del Olimpo. Las horas de entrenamiento se intensi can y el enfoque está en conseguir mayor rendimiento y lograr una clasi cación y una medalla, y ahí la parte del trabajo mental es la más agotadora de todas. En efecto, si no se logra la medalla, sino que todo el esfuerzo queda en derrota, la mente da dos vías: la de seguir batallando o simplemente rendirse.
“Hay que tener apoyo, sin duda alguna, porque la presión psicológica a la que uno se somete es grande”, explica la gimnasta Yamilet Peña. “A mí me pasó en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayagüez, pero con el respaldo necesario, todo se puede superar”.
Todo ese apoyo a nivel logístico conlleva una inversión monetaria cuantiosa. En República Dominicana se produce una inversión mixta, con fondos tanto del Gobierno como del sector privado, principalmente a través del Programa de Atletas de Alto Rendimiento y Nuevos Inmortales (PARNI) y de Creando Sueños Olímpicos (CRESO), respectivamente. Los atletas reciben un subsidio mensual para la alimentación y los entrenamientos, así como becas de estudios ya sea del nivel básico, medio, superior o de posgrado.
La llegada de CRESO ha traído a los atletas y federaciones tranquilidad para plani car sus calendarios.
Los costos también operan a nivel humano. Luisito Pie, el más reciente medallista olímpico dominicano en los 58 kilogramos del taekwondo, sabe de las exigencias físicas de su deporte. “Los entrenamientos son extremos. A veces con mucho calor, a veces por muchas horas, la intensidad es alta, pero todo eso se logra y se asimila cuando se quiere algo, cuando se persigue una meta especí ca”.
Su antecesor, Gabriel Mercedes, pasó los dos meses previos a su plata de Pekín 2008 fuera del país. Él recuerda, en broma, que al regresar victorioso a casa, sus pequeños hijos, prácticamente no le recordaban. “Pero representar la bandera dominicana es el mayor de los orgullos que he tenido en mi vida”, recuerda la estrella del tatami. “El sentimiento de cumplir con la patria, de escuchar a la gente gritar tu nombre, de sonreír y llorar por ti, eso es reconocimiento su ciente y motivación más que válida para entregarse a tiempo completo”.
Tony Mesa trabajó mano a mano en la preparación de Mercedes para los Juegos de Pekín, y sabe de cerca cuál es el equilibrio que debe existir entre el estrés físico al que se somete un atleta y las técnicas para manejarlo. “Un atleta de alto rendimiento puede soportar una taquicardia de hasta 270 latidos por minuto: eso deja dicho el nivel de estrés físico al que se someten”, explica Mesa. Para referencia, un adulto promedio entra en taquicardia cuando sobrepasa los 100 latidos por minuto.
Aparte de la satisfacción personal y el orgullo de representar al país ante el mundo, el atleta dominicano busca reconocimiento social a través del deporte. Ahí también entra la posibilidad de que gracias a sus logros deportivos pueda conseguir una mejoría en sus condiciones de vida.
El trabajo de guerrero olímpico no es sencillo, requiere de muchas condiciones físicas, de mucho esfuerzo, pero más que nada de mucho corazón, y eso se ve entre las glorias del deporte dominicano.