Para que un atleta aspire a perseguir ese sueño olímpico cada país o Estado (así sea Puerto Rico, Andorra, Kosovo, Francia o China) debe, de modo imprescindible, contar con un organismo autorizado por el Comité Olímpico Internacional (COI). Sobre la lial doméstica recae la responsabilidad logística y es la única autorizada para inscribir a los atletas en los eventos encaminados al podio, que en el caso de la patria de Juan Pablo Duarte es el Comité Olímpico Dominicano.
Hasta principio de 1940 el menú deportivo dominicano descansaba principalmente en el béisbol (traído al país a nales del siglo XIX), el baloncesto (introducido en 1911 por el doctor puertoplateño Salvador Cocco Pastoriza) y el hipismo; una estructura dispersa, sin una cabeza. De hecho, los primeros Juegos Deportivos Nacionales, disputados en 1937 en Ciudad Trujillo, requirieron el dictamen de la ley 1272, que establecía las normas y designaba un comité organizador.
El primer certamen multideportivo del país despertó un fervor por otras disciplinas por lo que en 1943 el gobierno creó la Dirección General de Deportes (DGD), organismo encargado de fomentar, desarrollar, normar, organizar y dirigir las actividades que combinan el músculo y la mente, con el ingeniero Frank Hatton como primer director.
El certamen deportivo del Ciclo Olímpico más realista para las aspiraciones dominicanas eran los Juegos Centroamericanos y del Caribe, que disputaron su primera edición en 1926 en el Distrito Federal mexicano y que en 1946 tenían programados su quinta cita en Barranquilla, Colombia.
Los organizadores del evento en tierra cafetera invitaron a los dominicanos a mediados de 1945, pero la DGD se topó con el obstáculo de que el país no tenía un Comité Olímpico Nacional reconocido por el Comité Olímpico Internacional, lo que imposibilitaba la inscripción de los atletas. Para apurar el requisito, la DGD creó el 7 de diciembre de 1945 una comisión gestora denominada Comité Olímpico Nacional (CON), con carácter provisional, con Braulio A. Méndez a la cabeza.
El 28 de enero de 1946 el CON se constituye con per l permanente con Hatton como presidente, Méndez como vicepresidente, Enrique Ripley como secretario general, Humberto Gómez Olivier de tesorero, mientras que los vocales fueron Máximo Llavería Martí, Manuel Neftalí Tafneli, Rogelio Lamarche Soto, Juan Bautista Lamarche, Luis A. Vicioso y Néstor González. Leoh León Sturla y Fernando Vicioso completaban el equipo como asesores.
Fue el nacimiento de lo que hoy se conoce como Comité Olímpico Dominicano (COD). El país pudo participar en la cita de Barranquilla junto a otras 12 naciones y cosechó sus primeras medallas (7), cuatro de oro, dos de plata y una de bronce. La ley 3492 de 1953 le da categoría institucional en el país, pero el CON, presidido por Luis Ruiz Trujillo, tuvo que esperar hasta el 26 de mayo de 1954 para lograr el reconocimiento ante el COI.
Fue en los Juegos Panamericanos de Chicago en 1959 donde los dominicanos debutaron ya reconocidos… y lo celebraron con la medalla de oro en béisbol en un equipo que contó con Felipe Rojas Alou y Julián Javier, a la postre, estelares en las Grandes Ligas.
En 1961, para la caída del gobierno de Rafael Leónidas Trujillo, el país no terminaba de alcanzar una gran cultura del deporte. El CON asume un papel de mayor proactividad y arrecia el enfoque de llevar al país a competencias de mayor exposición, que estimularían a los jóvenes a abrazar el deporte. Fue el 10 de febrero de 1962 cuando siete federaciones escogieron el primer comité ejecutivo vía elecciones encabezado por el doctor Emil Kasse Acta, un pediatra que también presidió a los Leones del Escogido, en una directiva de 12 miembros que renunciaría apenas cuatro meses después (25 de junio) por diferencias internas.
Dos días después, el Consejo de Estado presidido por Rafael F. Bonnelly promulgó la ley 5976 que declaraba el Comité Olímpico Dominicano como independiente del Estado. Se eligió un nuevo ejecutivo que lo encabezaría: Juan Ulises García Saleta “Wiche”, que estuvo al frente por tres periodos, hasta 1974 y es considerado como el padre del olimpismo dominicano.
Desde su aparición en el panorama dominicano, el COD ha impulsado eventos e iniciativas que han contribuido a conquistar siete medallas olímpicas desde la primera participación del país en los Juegos de Tokio en 1964, cuando el velocista Alberto “Gringo” Torres abrió el camino en la principal esta deportiva del planeta, hasta Luisito Pie. Otras 204 han llegado en Juegos Panamericanos para ocupar el décimo puesto continental y 779 en Centroamericanos y del Caribe, competencia en la que los quisqueyanos anclan sextos en la contabilidad de preseas, a pesar de ausentarse en 6 de las 22 ediciones.
“EL DEPORTE ES
EL MEJOR MECANISMO
PARA APOYAR LA JUVENTUD DOMINICANA”
LUIS MEJÍA OVIEDO
García Saleta, que desde su niñez estuvo ligado al deporte como jugador de béisbol, baloncesto y tenis, soñaba con ver a República Dominicana desarrollar sus músculos deportivos y entendía que el país necesitaba montar un evento que la dotara de instalaciones y que sirviera de motivación para la juventud. De ahí que se reunió con el entonces presidente Joaquín Balaguer y le planteó la construcción de un complejo deportivo en miras a perseguir, para Santo Domingo, la sede de los XII Juegos Centroamericanos y del Caribe, que se celebrarían en 1974, lo que el mandatario aprobó.
El país consiguió la sede en 1970 en Ciudad de Panamá. Se construyó el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, donde funcionaba el aeropuerto General Andrews, con seis grandes obras esparcidas en 722 mil metros cuadrados: Estadio Olímpico, Velódromo, Pala- cio de los Deportes, pabellones de voleibol y gimnasia y la piscina olímpica. También se erigieron estadios de béisbol, sóftbol y canchas abiertas de tenis, baloncesto y voleibol, con un costo estimado entonces de 20 millones de pesos dominicanos.
“Hubo un desborde del país en sentido general para que todo saliera bien”, recuerda el doctor José Joaquín Puello, presidente Ad vitam del COD, quien trabajó en esos Juegos en condición de médico de los atletas. “El deporte creció en sentido general, porque se comenzó a practicar con mayor organización y con una estructura de nida”, a rma.
Los dominicanos habían obtenido 22 medallas en sus cinco participaciones previas a los XII Juegos Centroamericanos y del Caribe y en estos estuvo cerca de igualarlo con 16.
Los resultados de la siembra comenzaron a cosecharse con ocho medallas logradas en los Panamericanos de 1975 en Ciudad de México, luego se aumentó a 15 condecoraciones que le dieron al país el décimo puesto en San Juan 1979, y las 14 en Caracas 1983. Aparte, en 1976, República Dominicana asistió a los Juegos Olím- picos de Montreal con la delegación más grande en toda la historia hasta la época, con 12 atletas, incluyendo la primera mujer, la velocista Divina Estrella.
La participación dominicana en los siguientes Juegos Olímpicos, los de Moscú 1980, fue responsabilidad del ingeniero Roque Napoleón Muñoz, que había sido elegido presidente del COD en 1974 y estuvo hasta 1982. Este no acató la posición de boicot de muchos países contra esos Juegos, promovido por los Estados Unidos, en plena Guerra Fría. Para conseguir apoyo económico se apeló al espíritu olímpico y el COD recaudó fondos en las calles e hizo rifas para nanciar la participación quisqueyana. Muñoz ha sido el único dominicano miembro del COI.
En 1982 fue electo a la presidencia del COD José Joaquín Puello Herrera, quien se mantuvo en el cargo hasta 2004, tras ganar cinco elecciones en la. El país se estrenó en el medallero Olímpico, en Los Ángeles 1984, tras 20 años de intentos, con los puños del boxeador romanense Pedro Julio Nolasco.
Puello fue responsable del montaje de eventos como los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Santiago de los Caballeros en 1986, que dotó a la provincia céntrica del norte de un moderno parque deportivo. Esta sede se logró con un gran involucramiento del sector empresarial de la región del Cibao y de “Polón” Muñoz, con enorme impacto no solo en Santiago sino en toda la región.
Con dos grandes pruebas regionales que impulsaron el desarrollo deportivo, el COD entendió que el país debía dar otro gran salto, esta vez de nivel continental, y comenzó a principio de la década de 1990 a perseguir la sede de unos Juegos Panamericanos, meta que se logró en el segundo intento para lograr el montaje de la versión XIV disputada en 2003.
“Cada uno marcó un antes y un después en el deporte dominicano, desde nosotros los directivos del COD que aprendimos a trabajar de manera más organizada, hasta nuestros entrenadores, quienes adquirieron conocimientos para trasmitir a nuestros atletas, y los mismos deportistas que enfrentaron en su propio país a rivales de alto nivel”, indica Puello Herrera.
En efecto, según a rma el actual presidente del Comité, el licenciado Luis Mejía, Santo Domingo 2003 ha sido el evento deportivo de mayor trascendencia en el país. A través de una inversión de RD$5,155 millones, según las memorias de los Juegos presentadas en el 2005, el país recibió a más de cinco mil atletas de 42 países.
Parte de esa inversión fue destinada a renovar el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, con la construcción de un nuevo complejo acuático y el Palacio de Voleibol, dos destacamentos y un nuevo edi cio del Ministerio de Deportes, así como la remodelación del Estadio Olímpico, el Palacio de los Deportes y el Pabellón de Combate. Igualmente se construyó el complejo del Parque del Este, con canchas de tenis, patinaje, un estadio de fútbol, hockey sobre césped y arquería, los pabellones de gimnasia, levantamiento de pesas, tenis de mesa y balonmano.
En esa ocasión República Dominicana terminó en noveno lugar, con la mayor cosecha de medallas en su historia: conquistó 10 doradas y 41 en total, un récord que aún se mantiene. Esa participación dejó su herencia tanto logística como en los atletas: se creó la estructura que ha producido seis de las siete medallas olímpicas con las que cuenta la nación.
“Los Panam 2003 fueron la puerta que abrió la era dorada de República Dominicana en materia deportiva”, dice Mejía, arquitecto de la estrategia para la conquista de la sede que competía con grandes ciudades como Guadalajara, Medellín y Río de Janeiro. El entonces secretario general del COD resalta que en los siguientes 10 años el país aceleró la producción de medallas en los diferen- tes torneos en los que estuvo. Cuando un país es sede, tiene que participar en todos los eventos de unos Juegos, y eso obliga a que se haga una mayor inversión económica, que termina impulsando cada uno de esos deportes, con instalaciones y entrenadores, algo que sirve de motivación para que se practiquen nuevas disciplinas. “Y eso fue precisamente lo que sucedió con nosotros”, añade el presidente del COD.
Y las estadísticas dan la razón a Mejía, que como economista de profesión justi ca sus tesis con números. Hasta 2003 el país había logrado 80 medallas en sus participaciones panamericanas, desde Chicago 1955 hasta Winnipeg 1999, entre ellas tres de oros. En los siguientes cuatro ediciones, entre Santo Domingo y Toronto 2015, la producción trepó a 127 preseas, de las cuales 26 fueron auríferas.
Tras Santo Domingo 2003 llegó el primer oro olímpico del país, en las piernas de Félix Sánchez (Atenas 2004) y arrancó la cadena de cuatro Juegos en la subiendo al pódium. Sánchez fue asumido por el COD y el Ministerio de Deportes en 1999 para los Panamericanos, apoyo que el mismo atleta de ne como clave para su desarrollo.
Luego fue el turno para los metales en los recién creados Juegos Olímpicos de la Juventud, con Luguelín y Fanny Chalas (2010), Juan Carlos Solano y María Brugal (2014).
Tras los Panamericanos de la capital dominicana, el COD enfoca una política conocida como Plan EA (Europa Asia), que se centra en enviar a los atletas a realizar bases de entrenamientos en esas zonas del mundo y allí se pueden topar con guras de más alto nivel. Una vez se adoptó ese programa, el país lleva cuatro Juegos Olímpicos corridos subiendo a pódium.
La celebración de grandes eventos está vinculada a estos resultados. Los Juegos Nacionales han dejado un parque de instalaciones que sirven de plataforma para que miles de jóvenes en esas comunidades entrenen en mejores condiciones, tal como ocurrió con los Centroamericanos y del Caribe y los Panamericanos.
De hecho, a raíz de los Juegos Nacionales de San Juan 1992 se descubrió a la saltadora Juana Arrendel, mientras que de los de Monte Plata 2006 sirvieron de estímulos para guras como Luguelín Santos y Luisito Pie.
“El deporte olímpico es una de las formas más directas de promover el orgullo patrio, incluyendo casos de territorios que no cuentan con una condición expresa de país”, explica el doctor Puello.
“Es el caso de Puerto Rico, que es un Estado Libre Asociado: sus ciudadanos son estadounidenses y viajan con pasaporte de Estados Unidos, pero solo a través del deporte expresan sus sentimientos de nación, respondiendo como puertorriqueños”.
Mejía, por su parte, comparte la opinión del hombre al que sustituyó en el cargo hace 12 años. “El deporte es el mejor mecanismo para apoyar la juventud dominicana; se le da prioridad, pero de manera aleatoria, y debe hacerse ja”. Países de la región, como Guatemala, gastan unos US$9 millones en preparación de sus atletas para eventos internacionales, versus los US$2 millones que generalmente emplea República Dominicana. Como resultado de esa baja inversión, las diferentes federaciones deportivas han reducido la cantidad de exposición internacional y asistencia a eventos del ranking mundial, que muchas veces aseguran puestos a los Juegos Olímpicos.
El Comité Olímpico Dominicano espera que se incremente el respaldo o cial y que se mantenga el privado, para así poder orientar también el deporte a las escuelas, donde se sientan las bases del desarrollo. “Hemos comenzado a ver mejorías con la celebración de los Juegos Escolares que se realizan cada dos años, pues estos sirven de plataforma para poder evaluar el talento que se tiene en cada ciudad y municipio”, a rma Mejía.
Y con el apoyo adecuado, esos niños en edad escolar que hoy se miden con sus compatriotas podrían convertirse en los nombres que llenen las futuras páginas de la historia olímpica dominicana. Luguelín Santos y Luisito Pie salieron de la misma escuela en Bayaguana, Estos solo son dos ejemplos del enorme potencial que el país tiene dentro de las aulas.
PASOS DEL CICLO OLÍMPICO
JUEGOS NACIONALES: Es el primer nivel deportivo donde los nuevos talentos resaltan y se preparan para la exposición internacional.
JUEGOS CENTROAMERICANOS Y DEL CARIBE: Los atletas participan en juegos regionales que sirven como plataforma para medir los talentos a futuro.
JUEGOS PANAMERICANOS: En estos juegos continentales se van separando los atletas de mayores niveles. En algunos casos ganar en estos juegos clasi ca directamente a los Olímpicos.
MUNDIALES: Son eventos que generalmente clasi can para los Juegos Olímpicos. Las competencias son de alto nivel y una medalla encamina al deportista hacia una presea olímpica.
PREOLÍMPICOS: Sirven para obtener boletos de clasi cación a los Juegos Olímpicos. Generalmente son vistos como repechajes para aquellos que no logran sus pases a los Olímpicos vía los Mundiales o Panamericanos.
JUEGOS OLÍMPICOS: es la culminación del ciclo de cuatro años y el evento deportivo de mayor trascendencia. Los medallistas son considerados glorias nacionales.